El es arquitecto de argumentos,
ella se expresa, aprende de su dolor...
el conoce sus obsesiones...
ella lo admira por su inteligente inspiración.
Ellos andan solos... como locos vagabundos...
de un extremo a otro, van y vienen como un péndulo rotundo...
se atraen, se desencuentran... se confunden,
sin embargo: comparten el más insólito de los mundos...
El esculpe la belleza en los perros de la calle...
ella es bella porque lleva en su alma lo que su cuerpo no atrae...
el conquista los sabores con atrevidas combinaciones...
ella recrea con su música un rincón inexplorable...
Ellos están muy lejos del prototipo de cordura...
se asfixian del disfraz y prefieren la locura...
son tan versátiles, tan sensibles, tan locuaces...
ellos disfrutan del delirio y no soportan a los incapaces...
Ella sin filtros amenaza con suicidios y revoluciones...
el pasa de una carcajada a un llanto sin sentido...
Sin embargo se divierten... se estimulan... se acompañan...
se atreven a los excesos, conocen sus vacíos y se ríen de lo mismo.
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