fogón de Tulumba - otoño 2010
Qué mezquinos cuando nos vinculamos con el otro desde una burlona ironía, se nos infla el orgullo y así convencidos nos creemos que tenemos autoridad moral para disparar una soberbia opinión... así avanzamos por la vida con el pecho grande relacionándonos después que nos han sobado el lomo... nos quedamos subidos al pedestal de oro, alimentados por aplausos y elogios... que van y vienen en la misma sintonía... qué mezquinos...
Qué mezquinos cuando jugamos con la manipulación encubierta... qué mentira tan grande... qué mediocres nos convertimos... regateando te quieros como en el mercado de frutas... como un simulacro de sensación cosmética... negociando miserias, porque nos tiemblan las patas cuando el corazón dispara con munición pesada... qué mezquinos...
Qué mezquinos cuando vemos la debilidad del otro como instancia de superación... nos mentimos autoconvencidos que somos mejores... disfrutamos inconcientemente en silencio con la espina que le duele al otro... compitiendo por un ego falso que solamente distrae el alma... haciéndola saber completa, cuando en verdad se agrieta y derrama sangre transparente y no nos damos cuenta... qué mezquinos...
Qué mezquinos cuando nos quedamos acobardados en la zona de confort, cuando buscamos agradar, cuando nos asustamos en creer y crear, cuando acordamos a cualquier precio por miedo al rechazo, cuando nos aturde la soledad y resignamos nuestras elecciones, cuando las carencias son más grandes que las verdades, cuando las formas son más que los contenidos... qué mezquinos...
Qué mezquinos cuando queremos deshacernos de un vínculo débil que no supimos nutrir, como perro que deja a un lado la comida porque está lleno... cuando por ansiedad nos atragantamos o quedamos empalagados de pura gula... le echamos la culpa al otro de nuestras propias falencias y no nos hacemos cargo de lo que nos toca... qué mezquinos cuando abandonamos por miedo al miedo, al mío, al del otro... porque nos incomoda, porque nos duele... qué mezquinos...
Qué mezquinos cuando no me animo, cuando el alter ego no coincide con mi Yo pero me quedo mirando para afuera añorando con nostalgia lo que no tengo... cuando siempre me falta, cuando siempre me quiero ir de donde estoy, cuando no miro mis pasos y no valoro mi esfuerzo, cuando me saben a poco los logros porque me quedo en el éxito de la cima y no en el trayecto... como la pequeña muerte después de la explosión de un orgasmo... qué mezquina esta realidad... qué mezquinos...
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